Ya llevamos un tiempo trabajando sobre el proyecto del mirador en la albufera y hemos llegado a la fase de ajuste dimensional, el proyecto está prácticamente cerrado ya. Por eso es un buen momento para resumir esta evolución antes de presentar el resultado final.
Se empezó planteando la posibilidad de invertir las ubicaciones de las funciones relevantes del proyecto: mirador y embarcadero. El mirador se quedaba sobre el agua mientras que el embarcadero se adentraba sobre el terreno. Las dos piezas se articulaban gracias a una pieza intermedia de servicios que, a la vez, actuaba como doble puerta: por ella pasaban los barcos par amararse y las personas para mirar. La escalera era un elemento interesante ya que se proyectaba sobre el agua. La materialidad marcaba ese juego entre piezas: una pieza maciza de hormigón marcaba el punto de equilibrio, punto de asimetría entre las dos piezas en las que se desarrollaban las actividades principales. Esas partes del edificio se construían de madera y vidrio sobre una estructura metálica. Estructura metálica que adquiría un carácter un poco en contra de la condición de partida («patitas»).
A partir de entonces se planteo la posibilidad eliminar ese carácter de la estructura inadecuado trabajando con una única pieza que resolviese ambos aspectos del programa. Se optó por un doble vuelo sobre las dos líneas estructurales (cerchas) que permitían la eliminación de los pilares. El embarcadero se quedaba bajo el edificio, la pieza de articulación se transformaba en pieza de apoyo y seguía actuando como doble puerta.
Fue un momento delicado del proyecto, las intenciones (o elementos ya más definidos del trabajo) se iban chocando por incompatibilidades ( asimetría / estructura común ; pieza de apoyo maciza / perforación por la doble puerta). Tuve la sensación de que, al solucionar algunas cuestiones, el proyecto había, desde un punto de vista general, empeorado.
Conseguimos seguir adelante preservando los aspectos que ya se presentaban como imprescindibles, desarrollando la espacialidad del proyecto y gracias a dos aportaciones del profesor:
– la fractura de la pieza de apoyo, abriéndose para crear un espacio más íntimo de espera, frente al agua
– el desplazamiento del embarcadero creando un espacio de espera y de llegada más amplio, con posibilidades de cobertura interesantes
La escalera, elemento imprescindible, adquirió función estructural y definidor de la estructura: su pendiente es la de las barras de la cercha. Una terraza en la parte trasera del edificio, en relación con el espacio de doble altura de espera acaba siendo también un elemento importante, seguramente en parte por el uso que podría darle el empleado del edificio ya que se vincula a la tienda.
Finalmente me gustaría comentar una actuación que acabo desechándose. Se trataba de un vuelo lateral que creaba un espacio lineal, sobre el que se podía crear una fachada libre compuesta por una serie de ventanas puntuales, orientadas. Esas ventanas podían haberse cerrado para transformar esa zona en recorrido expositivo. El aspecto que me gustaba de todo esto es el papel que se le daba a la estructura: la cercha separaba físicamente pero no visualmente un espacio más tranquilo, colindante al vestíbulo de acceso. Fue desechado por cuestiones formales, era muy cuestionable su aspecto desde el exterior ya que rompía con la línea general del edificio.